PEREZ17102022

ANÁLISIS A FONDO
La sobrerrepresentación no es un capricho
Franciso Gómez Maza

Sheinbaum Pardo triunfó sin chanchullos; hay pruebas 
La mayoría calificada se configuró por voluntad popular

 
Ciudad de México.- Si la candidata del frente opositor hubiera sentido el placer que proporciona el triunfo a los ganadores, y se hubiera levantado, la noche misma de la jornada electoral, con la calidad de presidenta electa, con los millones de votos con los que la candidata morenista, la doctora Claudia Sheinbaum Pardo lo logró con la venia de mucho más de 30 millones de votantes, mucho, mucho más de los que llevaron a la presidencia al actual jefe del poder ejecutivo, Andrés Manuel López Obrador. Y si Xóchitl las hubiera tenido en sus manos las llaves del portón presidencial, lo habría traspasado como… Pedro por su casa. Gálvez pretendió que le abrieran la pesada puerta para ejercer lo que ella calificó como su derecho de réplica. La senadora anunció que tenía una orden judicial para que le dieran acceso a Palacio Nacional durante una conferencia matutina del presidente. Pero López Obrador se salió con la suya, como siempre. Y Xóchitl quedó mirándose en la lejanía…  

Transcurrió la elección, terminó su tiempo, hubo un momento en que la señora de las gelatinas se declaró vencedora, pero al fin se supo la verdad: Había perdido irremediablemente, sin chanchullos, sin fraudes como los que posteriormente alegaron sus expertos, sus contadores de votos, a quienes no les alcanzó asegurar que Claudia había ganado por el fraude, un gran fraude… Y Morena prácticamente ganó todo: presidencias municipales, congresos estatales, gubernaturas, diputaciones federales, senadurías y la Presidencia de la República. La oposición se quedó prácticamente en la calle, sin nada, como un inquilino al que echaron a la acera con todos sus muebles porque debía cinco meses de renta. 

Y le entró a la artimaña de la sobre representación, que presuntamente le daba derecho a un porcentaje de puestos en el Congreso de la Unión y un determinado número de curules y escaños a Morena. En este punto renació la expectativa de los itos, Marquito y Alito, quienes ya tenían asegurada una posición en las cámaras y no les importaban ningún otro panista o priista. Fue la hora del agandalle. Pero continuó la lucha por una tajadita de poder para los empleados del señor equis. Y en esas estamos, situación que tendrá que aclararse muy pronto, no obstante que los morenistas no cederán, mientras no intervenga la justicia, aunque ya se sabe que los impartidores de justicia están en contra de las fuerzas democráticas y a favor de los representantes de la oligarquía.

Y mientras eran peras o manzanas, Xóchitl se perdió en el maremágnum del chismorreo politiquero; del anonimato de la cerveza Victoria, que se bebió durante toda su campaña, sin imaginar que era imposible que ella se impusiera sobre una personalidad académica, científica, esta sí ingeniera, popular entre la tropa morenista y fandanguera… En realidad, la hidalguense no le importaba ya ni a los negociantes del PRI y del PAN, mi mucho menos al llamado Señor X. 

Mientras tanto, la doctora Sheinbaum Pardo, en medio de otra guerra sucia, empezó a conocer los intríngulis de un presidente y de una presidencia, preparándose para recibir la administración de Palacio de manos de López Obrador. Al final del domingo 2 de junio, ella fue la que se quedó con las llaves de palacio. Había ganado, por segunda ocasión, el partido del Movimiento de Regeneración Nacional, en la persona de quién había sido jefa de Gobierno de la Ciudad de México, acompañada de Clara Brugada, ex alcaldesa de la alcaldía más extensa y poblada de la ciudad, la alcaldía de Iztapalapa, tierra de Los Ángeles Azules... Y el cuento de la sobrerrepresentación en las cámaras del poder legislativo continuó y continúa. Los panistas, sobre todo, no querían desaparecer del mapa sin dejar una huella absolutamente irrelevante. Pero tenían que humillar de alguna manera a los diputados morenistas. Parecía que no habría problemas para los triunfadores de una curul o un escaño. Los impactantes, demoledores, resultados del 2 de junio les daban la razón jurídica y moral para mantener sus lugares ganados.

Con todo, el hasta ahora senador por Morena, líder de la mayoría en el Senado, y ganador de una curul en San Lázaro, el zacatecano Ricardo Monreal Ávila lo dijo abiertamente, como para que lo escucharan los panistas, y todos sus admiradores, entre el periodismo desenchayotado. “Nosotros tenemos la razón jurídica, moral, para defender lo que el pueblo otorgó a la coalición en las urnas y por eso no tenemos ninguna duda de que se aplicará la Constitución y la Ley, como se ha hecho hace varias décadas”, señaló en coincidencia con la secretaria de Gobernación, Luisa María Alcalde, quien en la mañanera de la mañana defendió la legitimidad de la mayoría calificada obtenida por el partido el 2 de junio. 

La sobrerrepresentación no es un capricho. “Yo creo que fue muy clara la explicación de la secretaria de Gobernación sobre este tema, nosotros tenemos la razón jurídica y moral, para defender lo que el pueblo otorgó a la coalición en las urnas y por eso no tenemos ninguna duda de que se aplicará la Constitución y la ley… no es un capricho, la mayoría calificada se configuró por voluntad popular”, aseguró el senador zacatecano.

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